viernes, 2 de septiembre de 2016

CUENTOS DE VALORES


DE SONRISA EN SONRISA

Una mañana, Patricia se despertó asustada por un sueño que había tenido. Soñó que a todas las personas que conocía se les había borrado la sonrisa.
Estaba rodeada de gente muy triste, con caras alargadas, con el ceño fruncido, con rostros llenos de amargura, cosa que no le agradó nada.
Hasta su mamá, que era muy alegre y siempre tenía un chiste para compartir, sólo gritaba y mostraba mal humor


De igual manera su padre y hermano; por no hablar de la maestro, que tenía un rostro de estatua, y sus compañeros de clase, quienes ni con una broma reían.
Esto angustió mucho a Patricia, ya que siempre pensaba que la sonrisa era la forma natural de comunicarse para entender al amigo, al hermano y a los padres.
Esto lo pensaba debido a que sus mejores ratos los había vivido cuando todos los miembros de la familia se reían, y sabía lo importante que era ese pequeño gesto para mantenerse unidos y comunicarse.
Patricia cada vez se sentía más sola e incomprendida, nadie reía a su alrededor e incluso ella llegó a dejar de sonreír y comenzó a llorar, temiendo que nunca volvería a ver feliz a nadie.
Pero llegó al punto de que el susto invadió todo su cuerpo y de repente se despertó. Se dio cuenta de que estaba en su cama, a salvo, y dijo: "Menos mal que sólo fue un sueño".
En ese momento su mamá llegó a la cama con el desayuno y una tremenda sonrisa, dándole un beso y diciéndole que el día hay que empezarlo feliz.
Cuento de Maén Puerta (Venezuela)

EL ÁRBOL DE LOS VALORES 

Había una vez un bosque que tenía muchos árboles y coloridas flores. Allí las mariposas enlazaban cientos de colores mientras que otras se embriagaban con su dulce néctar.
A veces, estas mariposas, por los penetrantes rayos del sol, se vislumbraban de color plata y otras de color oro.



El hada Sarita que recientemente había llegado al bosque se maravillaba mirando la fraternidad del paisaje. Hasta que fijó su mirada sobre una mariposa que con un mágico aleteo colocaba diferentes valores a las hojas de los árboles.
Asombrada por lo que estaba viendo, el hada Sarita se acercó a preguntar:
_  ¿Por qué esos árboles son tan hermosos?
La mariposa Rosa que era la guardiana de los árboles con una dulce sonrisa contestó:
_ Su belleza se fundamenta en que sus hojas están construidas envalores humanos.
_ ¿Qué son los valores?_ curioseó el hada Sarita.
_ Los valores son los que hacen que las personas sean mejores cada día_ reveló la mariposa Rosa.
Al enterarse de esto, el hada Sarita pidió que le enseñara a construir el árbol de los valores y la mariposa Rosa le entregó unas hojas para que los seleccionara.
En ese momento el hada Sarita escogió el valor de la dignidad y la responsabilidad para las raíces.  El valor de la integridad para el tronco. El valor de la amistad y el respeto para las ramas.  
Y finalmente el valor del autocontrol, el diálogo, el esfuerzo,  el trabajo, la valentía, la autoestima y  la diversión para las hojas.
Después de haber terminado de construir el árbol de los valores se marchó a jugar.Volando libremente por el bosque, dejaba un círculo de luz tras su vuelo para que las mariposas lo atravesaran.
En seguida, bajaron a los llanos del bosque, formaron un círculo sobre las verdes hierbas y bailaron alegremente. Entre cantos y música el hada Sarita aprendió a bailar el vals de las mariposas.
Y con ese mismo baile se acercó al árbol de los valores; pero lloró tristemente cuando descubrió que su árbol era el único que no había florecido. Viendo la mariposa Rosa el llanto del hada  se acercó a explicarle.
_ Tu árbol no ha tenido flores porque entre todos los valores que te di a escoger no escogiste el valor más importante.
_ ¿Y cuál es el valor más importante? _ preguntó el hada Sarita entre lágrimas.
_ ¡El valor más importante es el amor!_ reveló la mariposa Rosa.
Al escuchar esto, el hada Sarita voló velozmente y colocó el valor del amor sobre el árbol y éste comenzó a florecer.
Con este acontecimiento el hada Sarita entendió la importancia de los valores y sobre todo... el valor del amor.
Autora: María Abre

EL ÀRBOL DE LOS ANTIVALORES

En la guarida de un denso bosque vivían dos malvadas brujas que se pasaban el tiempo haciendo hechizos y preparando pócimas mágicas.
Un día, aburridas de hacer siempre lo mismo, decidieron salir de la guarida para dar un paseo por el bosque subidas en sus escobas voladoras. Mientras volaban observaron a un cocodrilo calentándose al sol plácidamente en la orilla de un lago azul.

Continuaron volando y lejos de allí vieron a unos loros cantando y enlazando ramitas y flores sobre el árbol de los valores formando lazos de colores. Sin embargo, a las brujas se les sonrojó la nariz cuando descubrieron a unas ardillas subiendo y bajando del mismo árbol al compás de esta canción:
Este árbol es para cantar
Para reír, para danzar
Si eres feliz, ven aquí
//Toca tu nariz,  haz achís //
Toca tu barriguita
Mueve tu colita
Si eres feliz, ven aquí
//Toca tu nariz, haz achís//
Al escuchar este canto las brujas se enojaron mucho. Y más aún cuando vieron a las ardillas rodeando el tronco del árbol. Ahí las ardillas bailaban felizmente con unas cestitas sobre sus cabezas llenas de nueces y frutas.
¡No me gusta la amistad ni la armonía que hay en ese árbol de los valores! _ gruñó la bruja Mariza.
_ ¡Uhh, tengo una idea! ¡Destruyamos ese árbol y construyamos el árbol de los antivalores! _ refunfuñó la bruja Nahia.
_ ¿Qué son los antivalores?­_ curioseó la bruja Nahia.
_ Los antivalores son una forma incorrecta y dañina de actuar. Son los opuestos a los valores _ explicó la bruja Mariza.
_ ¡Ahh, es la manera en la que nosotras siempre actuamos! _ comprendió la bruja Nahia con una risa burlona.
En ese momento descendieron sobre el árbol de los valores y lo destruyeron para  construir el árbol de los antivalores. La bruja Nahia comenzó a fumar un cigarro con propiedades mágicas, expulsó un humo negro de su boca y gritó:
_ El antivalor de la enemistad es para las raíces, el antivalor de la desobediencia es para el tronco. Los antivalores de la envidia, el egoísmo, la pereza, el orgullo, el prejuicio y la suciedad son para las ramas.
Finalmente la bruja Mariza también comenzó a fumar. Aspiró el humo, lo mantuvo en su boca y cuando lo expulsó por la nariz vociferó:
Los antivalores del odio y la venganza son para las hojas.
De esta manera ambas brujas construyeron el árbol de los antivalores. Era un árbol feo, seco, negro y tenebroso; que evidentemente destruyó la paz y la armonía de las ardillas y los loros.
Las ardillas cambiaron la amistad por la enemistad y los loros cambiaron el canto por palabras malsonantes ofendiendo en cada momento a las ardillas. Cada vez que las brujas escuchaban las palabrotas de los loros estallaban de risa.
Todo esto era muy entretenido para las brujas. Los animales se odiaban y se peleaban entre ellos de tal manera, que la convivencia en el árbol de los antivalores era insoportable.
Una tarde mientras las brujas se divertían lanzando humo y hechizos bajo la sombra del árbol de los antivalores, se asustaron viendo llegar a la hermosa hada del bosque, y les dijo:
El único valor que puede destruir todos los antivalores es el amor.
Dicho esto la hermosa hada del bosque lanzó un beso de color rojo sobre el árbol de los antivalores y lo destruyó. Instantáneamente germinó el árbol de los valores colmado de perfumadas y coloridas flores devolviendo la amistad y la armonía entre las ardillas y los loros.
Cuando las brujas vieron este acontecimiento comenzaron a temblar de miedo. Más la hermosa hada del bosque curvando sus alas al compás del viento lanzó una luz de color azul sobre las brujas y las envió nuevamente hacia su guarida dejándolas encerradas para siempre
 Autora: María Abreu



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